Cuando lo leí hace un par de años pensé en los botones de mi madre, en aquellas cajas de lata donde los guardaba y el cariño con que los repasaba, agrupaba y las historias que me explicaba de algunos de ellos.
Ahora, estos días me encuentro como ella, recogiendo mis botones, y no lo sé explicar como ella, así que aquí comparto su post:
Los botones de mi madre
Sólo decir que me invade una sensación amarga y dulce a la vez, muy dificil de explicar. . .
Que el consuelo de una muerte digna es lo único que me queda.
Y que su sonrisa no cambió nunca, ni con el paso de los años.
mamá y una amiga paseando por las Ramblas en su día de fiesta (Barcelona años 60)
Y sobretodo dar las gracias a todos los que me habéis ayudado a levantarme, porque el golpe inesperado me ha dejado como aturdida, en el suelo.
Gracias por estar ahí.
Lo bueno siempre permanece, y de hecho cuando pasa el tiempo, lo malo se desvanece. Animo maite.
ResponderEliminarMi padre se fue hace unos años, y recuerdo lo mismo que tu: la sonrisa hasta el final y esa sensación de que al menos murió rodeado de familia y sin dolor.
Un abrazo enorme
Muchas gracias, Mañez.
EliminarNo puedo de dejar de dar las gracias también, a todos los que desde la distancia me habéis enviado tantas muestras de cariño.
Al final, todo sigue, y hay que quedarse con lo bueno.
Otro fuerte abrazo para ti.
Y seguimos...